sábado, 16 de mayo de 2015

Charcas artificiales

A menudo, los amantes de la Naturaleza, los fotógrafos y los profesionales que nos dedicamos a su estudio y gestión solemos preferir entornos hermosos, paradisiacos, pero no siempre las especies animales requieren de condiciones tan estrictas de vida. Es frecuente observar aves en entornos humanizados, incluso especies amenazadas o poco frecuentes. Esto brinda una oportunidad a muchas personas para que sin muchos desplazamientos puedan hacer unas magníficas imágenes. Y no sólo es comodidad. Hasta ahora se ha aplicado el concepto de kilómetro cero a alimentos y productos elaborados, pero poco a sectores como la fotografía de la Naturaleza. Algunas de sus ventajas son: ahorro de tiempo, de combustible, de riesgos de accidentes, repetibilidad hasta conseguir escenas, comportamientos o luces adecuadas, mejor conocimiento de la fauna… Decía la editora de una importante revista norteamericana de Naturaleza que la inmensa mayoría de las buenas fotos que seleccionaba para su revista, estaban obtenidas en los cinco primeros kilómetros desde la residencia del fotógrafo. La razón era la posibilidad de volver una vez y otra hasta obtener una imagen excepcional. En este sentido, las charcas artificiales brindan, como punto de concentración de vida que son, unas magníficas oportunidades con especies muy variadas. Una brevísima muestra se expone abajo, pero también se podrían poner especies de plantas (especialmente hidrofíticas), insectos (como libélulas) y otros vertebrados (como anfibios).







Andarríos chico (Actitis hypoleucus

Andarríos chico (Actitis hypoleucus)
 
Andarríos chico (Actitis hypoleucus

Gallineta común (Gallinula chloropus)

Gallineta común (Gallinula chloropus)
Tarro canelo (Tadorna ferruginea)


Zarapito real (Numenius arquata)

Ánade real (Anas platyrhynchos)

Garceta común (Egretta garzetta)

Cernícalo (Falco tinnunculus)

domingo, 19 de abril de 2015

Otra tarde en La Charca

Es bien conocido la paciencia que tienen que poseer los fotógrafos de fauna, pero es menos popular el concepto de constancia. Constancia para volver una vez y otra a un lugar con posibilidades. De una parte porque las escenas que se presentan serán más variadas cuanto más tiempo se pase en el escenario, de otra porque la composición de especies suele variar, pero sobretodo, porque la luz va a variar dando unas oportunidades muy relevantes de obtener diferentes iluminaciones. De la conjunción de escenas, especies, fondos, encuadres y luces vamos a tener resultados diferentes. Además, la experiencia aquilatada del lugar nos evitará cometer los mismos fallos y situarnos en los puntos más favorables.
Una de esas situaciones se da en el Paseo de La Charca de Maspalomas, donde la aves acaban acostumbrándose al tránsito de los peatones y se acercan a distancias increíbles, por otra parte la luz de la tarde es simplemente espectacular en calidad. La colindancia con un suelo urbano facilita la logística para acceder, de manera que es punto muy recomendable para la fotografía de aves. Un inconveniente es que el fotógrafo está dos metros por encima del animal. Esto se puede aminorar utilizando focales largas, de manera que al aumentar la distancia al animal se disminuye el ángulo del picado.
Abajo les presento algunas imágenes complementarias a las obtenidas en mi anterior sesión en La Charca, de manera que puede apreciarse diferentes poses de los animales, fondos e, incluso, la ausencia de viento ese día como mejora los reflejos.












domingo, 22 de marzo de 2015

Culebrera

Cuando el director técnico del proyecto Life-Lampropeltis me lo dijo, no me lo podía creer: habían detectado dos ejemplares de culebrera europea (Circaetus gallicus) en el núcleo principal de la serpiente real de California, una especie invasora presente en Canarias y que se estaba tratando de controlar para evitar impactos sobre los lagartos endémicos.

Además de una cita ornitológica interesante, presentaba una posible oportunidad para que un controlador natural pusiera coto a la invasora. Las fotos de abajo se presentan más a título de documento que otra cosa. En varias sesiones tratamos de obtener "esa foto" soñada: una culebrera atacando y comiendo una culebra real de California, pero no pudo ser. El frío primero, después la desnutrición de uno de los ejemplares (posiblemente por la falta de presas por las bajas temperaturas,  y que requirió hospitalización) y finalmente la desaparición del segundo ejemplar, imposibilitaron "esa foto" soñada.

Bueno, el reto queda ahí para otro año, que ojalá vuelvan. O quien, sabe, igual el ejemplar desaparecido acaba volviendo.