jueves, 24 de diciembre de 2015

Hubara

La avutarda hubara, coloquialmente conocida como hubara (Chlamydotis undulata fuerteventurae) es el símbolo animal de Fuerteventura. Amante de los llanos esteparios, en tiempos pretéritos debió campar a sus anchas por la mayor parte de la Isla. La caza en el pasado y la transformación de su hábitat en el último siglo la ido reduciendo a unos pocos enclaves, pero incluso en los lugares donde son relativamente abundantes no son fáciles de ver: su plumaje críptico las hace casi invisibles cuando se ponen junto a una ahulaga, a menos que se mueva.
Durante dos días recorrimos el Jable de Jandía buscándolas. El primero vimos tres ejemplares, pero conducir y al mismo tiempo manejar un teleobjetivo de 600 mm no es tarea fácil, y cuando estaba listo para disparar el animal se había alejado parsimoniosamente; el segundo día, cuando me había liberado de la conducción, imperaba un viento fuerte y frío y no logramos ver ni un sólo ejemplar.
Como muchos ya saben, la mejor técnica para fotografiar hubaras al rececho es desde un vehículo, por supuesto sin abandonar las pistas autorizadas. Por cierto, aprovecho para dejar constancia que todas las fotos mostradas en este blog están obtenidas con los correspondientes permisos, en el caso de las fotos de Fuerteventura con autorización del Cabildo de la Isla y con el del Gobierno de Canarias por razón de la categoría de amenaza de la especie.



domingo, 13 de diciembre de 2015

La tarabilla canaria

Del tres al ocho de diciembre tuve la oportunidad de hacer una expedición fotográfica a Fuerteventura, acompañado de dos amigos. Nos centramos en tres zonas: Tiscamanita, El Jable de La Pared y los barrancos del Sur de Jandía, concretamente el de Butihondo y el de los Los Canarios. En estas dos localidades hicimos tres sesiones que nos permitieron fotografiar a la tarabilla canaria.

La tarabilla canaria (Saxicola dacotiae dacotiae) es una especie endémica de Fuerteventura. Tuvo un pariente próximo (S. dacotiae murielae) en los islotes de Alegranza y Montaña Clara, actualmente extinta. Gusta de los barrancos con vegetación, por encima de los 200 m de altitud y con unas laderas superiores al 20% de pendiente. Además, el suelo debe tener rocas superiores a los 25 cm de diámetro. En estudios comparativos con Lanzarote (donde no vive), se piensa que estas características le proporciona los recursos necesarios de alimento, cobijo para sus nidos y posaderos desde donde vigilar, máximo cuando sus territorios se mantienen durante todo el año.

Como otras aves esteparias, su ciclo vital está controlado por las lluvias. Aunque este año fueron muy tempraneras, a principios de diciembre, cuando nosotros hicimos la visita, no habían caído los litros suficientes para que su plumaje tuvieran su máxima expresión.  Como podrá comprobarse por las fotos que a continuación presento, las hembras son mucho más crípticas que los machos.