domingo, 19 de febrero de 2017

Canelo sobre verde

El tarro canelo es una de la pocas anátidas que crían en Canarias. En varias ocasiones hemos hecho entradas dedicadas a esta especie. En este caso se añade un hábitat natural mucho más húmedo del que estamos acostumbrados a verla (una charca en Arucas), donde predominan los verdes y diversas tomas de reflejos o de acción.

La especie está poblando la Isla a un ritmo galopante y esto viene a confortar mucho porque lo que parece más habitual es que las especies disminuyan sus efectivos poblacionales, desaparezcan o se retiren hasta hábitats muy alejados, acosados por la presión humana.

Se ve que las fechas en que se tomaron las fotos, hace un par de semanas, las parejas estaban formadas y las hormonas sublevadas, porque los intentos de agreción y los marcajes de territorios estaban a la orden del día.









domingo, 12 de febrero de 2017

Estanques y balsas

Canarias no anda muy sobrada de ecosistemas dulceacuícolas, por eso la avifauna aprovecha cualquier masa de agua dulce para beber, descansar y alimentarse. Incluso cuando estas son creadas por la mano del hombre.

Las especies que presento a continuación tienen en común que disfrutan de estos ecosistemas, sin ser exclusivos de ellos. La primera imagen es una silueta de águila pescadora o guincho sobre una torre de alta tensión. Le he manipulado el color porque me parecía más acorde a la idea que quería expresar, la de intervención del hombre en el ambiente de las especies.

La segunda es una garceta común, una especies que a pesar de su gran abundancia y presencia en Gran Canaria a lo largo de todo el año no acaba de nidificar. Uno de esos misterios dignos de dedicarle una tesis doctoral.

La tercera imagen es de una pareja de tarros canelos (el macho con collar negro), un taxón en franca expansión que cría desde hace algunos años en la Isla y que, incluso, aumenta su población aprovechando este tipo de hábitats.

Finalmente, la última especie es el porrón moñudo, que durante el último trimestre se ha dejado ver por varias islas del Archipiélago en número y frecuencia poco habitual.

Es necesario hacer una llamada de atención para que los observadores y fotógrafos de aves respeten el código ético, no sólo hacia las aves, sino también hacia la propiedad (pública o privada). Con demasiada frecuencia observo como los cerramientos perimetrales de estas masas de agua son vandalizados, poniendo así en riesgo la tranquilidad de las aves y la paciencia de los propietarios. En concreto, estas imágenes fueron obtenidas con 1.200 mm efectivos de longitud focal y después algo recortadas en la postproducción, para así evitar el acercamiento imprudente a los animales.