A menudo, los amantes de la Naturaleza, los fotógrafos y los
profesionales que nos dedicamos a su estudio y gestión solemos preferir
entornos hermosos, paradisiacos, pero no siempre las especies animales
requieren de condiciones tan estrictas de vida. Es frecuente observar aves en
entornos humanizados, incluso especies amenazadas o poco frecuentes. Esto
brinda una oportunidad a muchas personas para que sin muchos desplazamientos
puedan hacer unas magníficas imágenes. Y no sólo es comodidad. Hasta ahora se ha
aplicado el concepto de kilómetro cero a alimentos y productos elaborados, pero
poco a sectores como la fotografía de la Naturaleza. Algunas de sus ventajas
son: ahorro de tiempo, de combustible, de riesgos de accidentes, repetibilidad
hasta conseguir escenas, comportamientos o luces adecuadas, mejor conocimiento
de la fauna… Decía la editora de una importante revista norteamericana de
Naturaleza que la inmensa mayoría de las buenas fotos que seleccionaba para su
revista, estaban obtenidas en los cinco primeros kilómetros desde la residencia
del fotógrafo. La razón era la posibilidad de volver una vez y otra hasta
obtener una imagen excepcional. En este sentido, las charcas artificiales
brindan, como punto de concentración de vida que son, unas magníficas
oportunidades con especies muy variadas. Una brevísima muestra se expone abajo,
pero también se podrían poner especies de plantas (especialmente hidrofíticas),
insectos (como libélulas) y otros vertebrados (como anfibios).
Andarríos chico (Actitis hypoleucus)
Andarríos chico (Actitis hypoleucus)
Andarríos chico (Actitis hypoleucus)
Gallineta común (Gallinula chloropus)
Gallineta común (Gallinula chloropus)
Tarro canelo (Tadorna ferruginea)
Zarapito real (Numenius arquata)
Ánade real (Anas platyrhynchos)
Garceta común (Egretta garzetta)
Cernícalo (Falco tinnunculus)
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