Durante varias semanas he tenido la oportunidad de seguir a varias
parejas que criaban en una masa de agua artificial en Telde. La primera cría se
dio en marzo y la última en mayo. La verdad es que era hermoso ver como el agua se cubría de patitos mientras los
adultos los custodiaban de la atenta mirada de las gaviotas, que regularmente
predan sobre ellos.
Para la realización de las fotos teníamos como punto
favorable la biofilia que las personas sienten ante estas criaturitas; como
inconveniente estaba la orografía del terreno, que nos obligaba a un cierto
picado. También nos tocaron unos días de viento, que impedían que la superficie
del agua estuviera satinada, como nos hubiese gustado para acentuar los
reflejos y transmitir calma y sosiego. Para obviar la primera de las
limitaciones, tratamos de solucionarlo
mediante un vadeador que nos permitiera meternos parcialmente en el agua, pero
estaba picado y acabé empapado desde principio a fin de las tres horas que duró
la sesión. Son esas cosas que recuerdas con una sonrisa, pero que no te hace
mucha gracia cuando estas en el momento.
En esta primera entrega compartimos algunas fotos del macho
(más colorido) y la hembra (de tonos marrones), cuando muestran sus mejores
galas durante el periodo reproductor. En la próxima compartiremos las fotos
de la cría propiamente dicha.
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