viernes, 29 de junio de 2018

Crianza de tagarotes


Colgado de un acantilado a casi un centenar de metros, este nido de halcón tagarote nos ofrecía una oportunidad de fotografiar la vida familiar de la especie y poder compartirla con ustedes. La distancia al nido era de unos 100 metros,  como la mitad de nuestra entrada del año pasado, con lo cual la capa de aire era menor, pero por contra teníamos que el nido sólo era iluminado directamente por el sol al mediodía (una luz muy dura), máxime cuando los blancos de las deyecciones acentúan los contrastes con la lava negra. En consecuencia, las mayoría de las fotos fueron tomadas con sombra completa.

La cronología de la crianza se detalla en el pie de las fotos, de manera que pueden ser testigos privilegiados de como han ido creciendo los pollos de esta noble especie. Lamentablemente, al menos uno de ellos no prosperó: desde que tenía dos semanas se notaba una malformación en el pico y con frecuencia no tenía los ojos bien abiertos. Alguién me comentó que a veces se contagian con las enfermedades que traen al nido las presas que aportan para su alimentación los padres, especialmente de las palomas cimarronas.

Todas las fotos fueron obtenidas respetando el código ético de AEFONA (de la que soy miembro) y con los permisos administrativos correspondientes del Gobierno de Canarias por razón del nivel de protección que tiene la especie.


El nido de estos halcones es una plataforma rocosa con unos pocos palos. El adulto protege amorosamente a un pollo de una semana de vida.


 Con una semana de vida este pollo se arrima al pecho del adulto para no perder calor.


Con dos semanas los pollos se pueden erguir, pero apenas se pueden poner de pie. Observese la diferencia de tamaño entre los dos sexos (la hembra mayor).


La hembra ceba a sus pollos con una presa recientemente cazada.


El aterrizaje del adulto en el nido siempre es espectacular y provoca la algarabía de los pollos.


Crías de cuatro semanas ya han perdido el plumón y muestran el plumaje casi final.


Los juveniles (a seis semanas de nacidos) en las proximidades del nido.

Un juvenil ejercitando sus alas en las proximidades del nido. Minutos después emprendió su primer vuelo.

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