En una de estas situaciones me vi después de una sesión fallida con otra especie, así que aproveché la oportunidad y aunque la luz era dura, la reflexión que el pasto amarillo claro producía ayudaba a rellenar las sombras que los animales producían. Todo fue cuestión reequilibrar el color para quitar esa dominante.
Al final fue una sesión muy entretenida, con más de mil fotos tiradas y con muchas fallidas, como suele ocurrir con los vuelos, máxime cuando estamos ante un animal con un vuelo tan acrobático como el cernícalo.
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