El Parque Nacional Yosemite está ubicado en California, a tres horas y media en coche desde San Francisco. En consecuencia, su accesibilidad condiciona su carácter de parque cuasi-periurbano. Esto ocurre especialmente en los festivos de verano, fechas en las que nosotros lo visitamos. Tiene 3.108 kilómetros cuadrados (un tercio de Yellowstone) y su principal valor es el paisajístico, no en vano, fotógrafos tan afamados como Ansel Adams consiguieron renombre captando maravillosas escenas. Evidentemente, nosotros no aspirabamos ni remota a eso, pero si que tuvimos la oportunidad de saborear los espectaculares acantilados graníticos de su valle central, producto de la erosión glacial o el imponente bosque de sequoia gigante de Mariposa Grove, al sur del Parque. Algunas recomendaciones para viajeros: la mejor época para visitarlo es la primavera o el otoño, cuando la luz es más suave y las nubes adornan el cielo. Por otra parte, durante la temporada alta los aparcamientos pueden estar congestionados. Recomendaría un atardecer en Tunnel View, que no por tópico es menos hermoso y una idea para hacer fotos algo diferentes: captar Half Dome desde Glaciar Point con las estrellas y algo de luna para iluminar el paisaje. Desde luego la mejor hora para hacer fotos es por la tarde, dada la orientación de los puntos más característicos del Parque. El viajero no debe tomarse a la ligera el aviso de que NO hay combustible para vehículos en El Portal, por lo tanto debe llenar el depósito. Durante nuestra visita, en julio de 2012, estaba casi terminada una estación de servicio, pero aún no estaba en funcionamiento y eso nos costó varias horas de viaje para repostar en Wawona.
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