Es curioso como la mente humana responde de manera diferente ante el mismo estímulo. Mientras que la llegada de especies exóticas por medios naturales emociona a los coleccionistas de "rarezas"; a otros nos hace pensar sobre los mecanismos con que se han poblado las islas Canarias y, por ende, muchas islas oceánicas.
Hace apenas un par de semanas estuvimos sometidos a fuertes vientos porcedentes del desierto, esto no sólo arrastró una calima dificilmente igualable sino que, además, trajo a una docena de especies foráneas, propias de nuestro vecino continental. Además, de algunas especies vinieron contingentes suficientemente importantes como para asentarse y criar en las Islas.
Lamentablemente no siempre encuentran un hábitat natural propicio para ello, aunque en el pasado lo fuera. Un ejemplo de ello son las fotos que les presento, tomadas en medio de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y que, muy probablemente proliferarían si se mantuvieran los extensos arenales que antes la cubrían.
En primer lugar les presento a la carraca abisinia, de hermoso color aguamarina. Después le muestro un caso totalmente opuesto, se trata de la collalba desértica, con un plumaje críptico con las superficies arenosas y los terrenos claros de caliche.
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