domingo, 24 de julio de 2016

Culebra real de California: una visita sin invitación

La culebra real de California (Lampropeltis getula californiae) es una de esas especies que denominamos invasoras: especies exóticas que desplazan a las nativas. Bien porque compiten por el alimento, porque les transmiten enfermedades, porque se alimentan de las nativas o por cualquier otra razón. Las especies invasoras son (junto con el cambio climático) los dos problemas más acuciantes que existen a nivel global. Esta situación se agrava en las islas de origen oceánico (Canarias, Galápagos, Hawái...) dado que su biota ha llevado otros derroteros evolutivos y, en general, no están adaptadas a competir, bien sea con herbívoros bien sea con carnívoros.

En el caso de la culebra real de California los daños recaen sobre el largarto grancanario, la lisa, el perenquén e incluso se ha detectado algún gazapo entre su dieta. Cabe señalar que cuando las especies invasoras tienen dificultades para localizar a sus presas favoritas usan otras alternativas (por ejemplo mamíferos o aves). Para más información dirigirse a la web del Life+ Lampropeltis pinchando aquí)

Las fotos que a continuación les presento fueron obtenidas durante una sesión de voluntariado utilizando animales controlados gracias al personal del citado Life+. Todos los ejemplares pertenecen a la misma especie pero tienen diferentes patrones de color: albino lineal, albino anillado, normal lineal y normal anillado. Incluso aparece una que está en plena fase de muda de la piel.

Finalmente decir que dado su carácter de especies invasoras, la tenencia de cualquier especie de culebra (no sólo la real) en Canarias está severamente penada por la Ley.











domingo, 10 de julio de 2016

Una de cernícalos

Cuando llega el estío los prados comienzan a secarse y los saltamontes (llamados cigarrones en esta tierra), proliferan en gran medida. Es entonces cuando se convierten en un recurso trófico de primera magnitud para los cernícalos comunes (Falco tinnunculus canariensis). A veces se llegan a reunir una veintena de ejemplares en los sitios propicios y, tanto al vuelo como desde el suelo, las capturas son constantes.

En una de estas situaciones me vi después de una sesión fallida con otra especie, así que aproveché la oportunidad y aunque la luz era dura, la reflexión que el pasto amarillo claro producía ayudaba a rellenar las sombras que los animales producían. Todo fue cuestión reequilibrar el color para quitar esa dominante.

Al final fue una sesión muy entretenida, con más de mil fotos tiradas y con muchas fallidas, como suele ocurrir con los vuelos, máxime cuando estamos ante un animal con un vuelo tan acrobático como el cernícalo.