Es bien conocido el poder que tiene la imagen en nuestro mundo. De hecho, buena parte de la publicidad se apoya en ella. Parece razonable utilizar esta fortaleza al servicio de la información, conservación y protección del patrimonio natural; sin embargo, contrasta como a la hora de preparar una publicación se presupuesta el pago del que escribe el texto, el que diseña su formato, el que imprime, el que distribuye, etc. Se paga a todo los profesionales… menos al que aporta las fotografías. Y es que pareciera que si una cosa se hace por vocación y gusto no debe tener recompensa. Es como si hubiera que pagar el sufrimiento en realizarlo, no la calidad del producto.
Es muy frecuente que se soliciten fotos de Naturaleza a cambio de nada. ¿Pediría usted al impresor que le hiciera el trabajo gratis? Y es que se piensa que con apretar un botón se hace una foto. El costoso material óptico y electrónico, la bibliografía, el combustible de los traslados, los madrugones, las horas y horas de paciente espera (bajo no siempre las mejores condiciones climáticas), las sesiones sin resultados, incluso el riesgo físico, se supone que no tiene valor y por eso, no se le pone precio.
Por mi parte procuro no aguarle la fiesta a los profesionales que viven de la fotografía. A veces, cuando trato con colectivos ambientalistas sin ánimo de lucro con escasos recursos económicos, intercambio mis imágenes por un pago en especie, normalmente por información que me permite acceder a nuevos proyectos o colaboraciones en mano de obra. Desconozco la solución a esta grave problemática que afecta al mundo de la fotografía, pero estaría bien que se valorara el trabajo de las personas que hacen imágenes del mundo natural. De hecho, el desprecio llega a tal nivel que, en muchas ocasiones, vemos nuestras imágenes usadas en web y publicaciones sin autorización o contraprestación, incluso con finalidades que chocan frontalmente con la ética del fotografo, pero esa es otra historia.
A continuación pongo algunas de mis imágenes que han sido cedidas sin contraprestación económica pero con algún tipo de pago con información o acceso a lugares o especies.
Pienso como tú, no se valora en nada al fotógrafo, al menos yo me he permitido mandar a la mierda a varias revistas o editoriales que querían mis fotos por la cara, me quedo tan a gusto que es como si la cobrara jejeje. Un Abrazo amigo
ResponderEliminarLos hay que creen que es soplar y hacer botellas. El que quiera lapas....¡Ah ! y otra cosa es el delicitivo pirateo descarado. Hasta que en este país, por llamarlo de alguna forma, no se respete la propiedad intelectual, pues seguirán campeando corsarios, bucaneros y piratas. Seguimos siendo en este y otros muchiiiisimos aspectos la patria de Rinconete y Cortadillo.
ResponderEliminarUn abrazo.