Para conseguir estos aumentos es preciso separar el objetivo del plano de enfoque. Para este fin se utilizan diversos artilugios como anillos y fuelles de extensión. También existen algunos objetivos especialmente diseñados para este fin. El segundo obstáculo que es necesario vencer es la escasa profundidad de campo. Igual que cuando nos acercamos a un sujeto el objetivo se alarga, separándose del plano del sensor, la profundidad de campo disminuye, aquí ocurre lo mismo. La solución aparente es cerrar el diafragma pero con eso aumentaremos los fenómenos de difracción, arruinando la imagen. La solución a este inconveniente es utilizar un diafragma a mitad de su recorrido y utilizar la técnica del apilado.
Para usar la técnica del apilado se monta todo el equipo sobre un carril micrométrico que nos permite tomar una foto y mover el conjunto unas pocas micras y volver a tomar otra y así sucesivamente. Dependiendo de la magnitud del aumento se pueden tomar hasta más de 100 fotos, que semejaran rodajas enfocadas. Después se montan todas con un programa adecuado y voilà, tendremos la imagen montada. Para aquellos que estén interesados en profundizar en esta técnica hay numerosos artículos en la red.
Para ilustrar las ideas, a continuación les pongo una imagen de la cabeza del escarabajo longicornio Agapanthia cardui que abarca apenas tres milímetros, de un araña saltícid y diversas vistas del equipo de macro extremo con el que obtuve las imágenes.
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